Ficha técnica y artística:
-Género: Ciencia-ficción
-Reparto: Sam Worthington (Jake Sully), Zoe Saldana (Neytiri), Sigourney Weaver (Dra.
Grace), Michelle Rodriguez (Trudy), Giovanni Ribisi (Selfridge), Lola Herrera (Veronica
Walsh), Joel David Moore (Norm Spellman), C.C.H. Pounder (Moha), Peter Mensah,
Laz Alonso (TsuTey), Stephen Lang (Quaritch), Wes Studi, Matt Gerald (Lyle).
-Música: James Horner.
-Fotografía: Mauro Fiore.
-Montaje: John Refoua y Stephen E. Rivkin.
-Diseño de producción: Rick Carter.
-Vestuario: Mayes C. Rubeo.
-País: Estados Unidos
-Año: 2009
Una de las aventuras épicas más impresionantes jamás
llevadas al cine, "Avatar" es la realización del sueño personal de
James Cameron, director de
"Titanic", que escribió el guión de su nueva película 14 años atrás,
pero sólo en 2005 tuvo a disposición la sorprendente tecnología cinematográfica
que "Avatar" estrena, y que ha establecido un nuevo estándar para el
mundo cinematográfico.
La nueva tecnología gráfica, especialmente cuando puede
disfrutarse en 3D, como sucede en las principales plazas del mundo, sirve de
vehículo para narrar una conmovedora historia épica que se desarrolla en la
imaginaria luna llamada Pandora, donde los seres humanos explotan un extraño y
valioso mineral para garantizar la energía a un planeta Tierra completamente
devastado y sin recursos vitales.
"Avatar" nos introduce al fascinante y surrealista
mundo de Pandora a través de los ojos del personaje principal Jake Sully, un ex
infante de marina confinado a una silla de ruedas. Jake recibe la oportunidad
de su vida cuando la corporación que explota el mineral de Pandora le ofrece
participar del programa “Avatar”.
Debido a la toxicidad de la atmósfera de Pandora, el
programa “Avatar” permite que "conductores" humanos manejen mentalmente cuerpos biológicos
artificialmente creados mediante la combinación de ADN humano con el de la raza
nativa de Pandora, los Na'vi.
Los Na'vi son casi dos veces más altos que los seres
humanos, perfectamente esbeltos, con una piel azulada y algo atigrada y dotados
de una agilidad incomparable.
Capaz de desplazarse libremente en su nuevo avatar, Jake
recibe la misión de infiltrar a los Na'vi, cuya resistencia a permitir que sus
bosques sean destruidos por la corporación de la Tierra se ha convertido en un
dolor de cabeza para los desalmados humanos.
Las cosas, sin embargo, no salen según lo planeado: Jake, en
su avatar, se extravía en la peligrosa jungla de Pandora, y cuando está a punto
de perecer a causa de la hostil fauna local, es salvado por una bella Na'vi,
Neytiri, una suerte de princesa de su raza.
Jake comenzará así una doble vida: en su silla de ruedas,
como espía informante de la avanzada militar humana, y dentro de su avatar,
como un Na'vi cada vez más fascinado con la compleja cultura local, la
impresionante naturaleza de Pandora, y la belleza de Neytiri, con quien
comienza a desarrollar una relación cada vez más apasionada.
Inicialmente dividido entre ambos mundos, Jake opta por ocupar su lugar mesiánico entre
los Na'vi y finalmente liderar la épica
batalla final contra los explotadores humanos de la que dependerá la
subsistencia de Pandora.
Hasta aquí la descripción. Tratándose de una película de
Hollywood, no es difícil imaginar el final.
Lo desconcertante de “Avatar”, sin embargo, es la descarada,
infantil y hasta ridícula propaganda ecologista, donde cualquiera que no
comparte el radicalismo "New Age" de creer en la "madre
tierra", es un asesino sicópata, como el "malo" de la película,
un coronel que desde una nave ordena la masacre de una tribu Na'vi mientras
degusta indiferentemente una taza de café.
La separación entre
buenos y malos es tan grotesca, que en nada se diferencia al mundo de
héroes y villanos de los cartones animados para niños de la Warner, esos del
Correcaminos y el Coyote Waly que concluían con el proverbial "eso es todo
amigos".
Los héroes de Avatar, los Na’vi, son, en efecto, tan "buenos" como
"malos" son los explotadores humanos: creen en la "madre
tierra", piden permiso y luego disculpas a cada animal que cazan para
subsistir y viven en total, perfecta e idílica conexión con la naturaleza.
Esta conexión no es figurativa: en la película, los Na'vi
poseen una trenza dotada de terminaciones nerviosas con las que se literalmente
se conectan a similares "tomacorrientes" neurálgicos de animales que
corren y vuelan; y es sólo mediante esta conexión, y no la destreza, como
pueden desplazarse por tierra o volar montados sobre enormes aves.
Los ritos fúnebres de los Na'vi son escenas calcadas de los festivales
hippies de la década de los 70: sentados en posición "yogui",
entrelazan las manos en alto en círculos concéntricos, mientras cierran los
ojos, contonean sus torsos y cantan
mantras a la "madre tierra."
La única redención posible, la película nos conduce a creer,
es convertirse en un Na'vi. La otra alternativa es formar parte de los
frívolos, desalmados y codiciosos humanos, que no contentos con haber destruido
su propio planeta “convierten en enemigos a cualquiera que esté sentado sobre
algo que les interesa”, como señala uno
de los personajes en “Avatar”.
No hay medias tintas. Pero esa "redención" se
logra sólo aprendiendo el camino iniciático, porque como dice Jake en uno de
sus informes, "nosotros los humanos no tenemos nada que a los Na'vi pueda
interesar"; mientras que Neytiri responde a los deseos de Jake de aprender
el camino: "no se puede llenar una copa que ya está llena".
Es decir, hay que "vaciarse" de todo lo humano y
"comenzar de nuevo" por el camino de unos pocos iniciados. Pero ¿Cuál
camino? El del gnosticismo ecologista
versión siglo XXI; es decir, el que niega que, como sostiene el cristianismo,
que la salvación es para todos y está al alcance de todos.
Los críticos de Hollywood suelen ser feroces con lo que
califican de "simplismo moralista"
de la mayoría de películas
cristianas. Producciones de trasfondo cristiano como "Fireproof",
"Facing the Giants" o "The Blind Side" con un más que
aceptable éxito en la cartelera norteamericana, han sido literalmente
aplastadas por los críticos de cine por el supuesto "crimen" de ser
"moralistas".
De esta crítica no se han salvado ni siquiera películas con
argumentos ricos y complejos como "Bella" o "Because of Winn
Dixie".
El simplismo moralista y el maniqueísmo de “Avatar” es no
sólo risible, sino incluso un insulto a la inteligencia del espectador. Pero
¿Por qué ganará más de un Oscar y por qué
alguna audiencia aplaude enardecida cuando los Na'vi, ayudados por la "madre
tierra" comienzan a despedazar a los humanos?
Primero, porque sin duda, la película no puede ser
cinematográficamente más espectacular. Pero principalmente, porque representa
el dogma oficial de Hollywood de la
religión sin Dios y sin compromisos morales personales. Y Hollywood ensalza a
sus “santos” con el mismo fanatismo con el que quema a sus “herejes”. Eres el
Correcaminos o eres el Coyote Waly. “Avatar” ha venido a confirmar esa regla.
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